El 1° de octubre de 1982 salía a
la venta, en Japón, el primer reproductor comercial de compact disc.
Junto con él se ponían a la venta 50 títulos de los cuales "52nd
Street", de Billy Joel, es el más recordado.
Se trata de un hito en la historia de la música, un hecho
que marcó un antes y un después en la forma de consumir y registrar el
sonido. Hay quienes dicen que el CD fue la puerta para que las piezas
digitales entraran en los hogares.
La salida al mercado del CDP-101, como se llamó el primer reproductor comercial, había comenzado a
gestarse algunos años atrás.
gestarse algunos años atrás.
En un mercado dominado por discos de pasta y casetes, las
empresas Sony y Philips unieron esfuerzos para crear un nuevo soporte.
La primera había comenzado a trabajar en sistemas de codificación y
lectura y la segunda trabajaba en desarrollos ópticos que hasta entonces
solo habían enfrentado fracasados comerciales.
Antes de 1982 fueron
grabados algunos CD como "Eine Alpensinfonie" de Richard Strauss y "The
Visitors", de ABBA. Sin embargo, ninguno de los dos llegó a las tiendas
de discos.
Fue la alianza entre Sony y Philips lo que permitió que, para abril de
1982, se pusiera en marcha la primera producción en serie de compact
disc. Se llevó adelante en la provincia de Shizuoka (centro de Japón) y
si bien se preveía que salieran al mercado seis meses después, ninguno
de los ingenieros involucrados esperó el impacto que tuvo la iniciativa.
Curiosamente, el tamaño del CD estuvo determinado por el de los
casetes, que en diagonal tenían 11,5 centímetros, una medida que Philips
(creadora del soporte de grabación en cinta) consideró debía ser
también el diámetro del CD.
Junto a Sony, ambas compañías coincidían en que el nuevo formato debía
ser fácil de llevar; el tamaño medio de los bolsillos de sacos y
chaquetas también fue considerado. El reproductor, el CDP-101, salió a
la venta con un costo de unos 1.680 euros.
Pesaba cerca de ocho kilos y debía el "101" de su nombre a un homenaje
que las firmas quisieron realizar al sistema binario de ceros y unos.
Mark Katz, profesor de música en la
Universidad de Carolina del Norte y autor de "Capturing Sound: How
Technology Has Changed Music" ("Capturando el sonido: cómo la tecnología ha cambiado la música") dijo:
Para el público convencional el cambio al CD fue casi como una revolución. Eliminaba completamente el ruido que había sobre las canciones.
De todas formas, se trató de una revolución que llevó su tiempo. Como
sucedió con la mayoría de los equipos que innovaron en el ámbito de la
tecnología, el precio de los reproductores y el cambio de concepto en el
hábito del consumo, llevaron a que no fuera hasta finales de los 80 en
que el CD se masificó.
La primera partida, por aquel 1º de octubre de 1982, incluyó
todo tipo de estilos. Había discos de Mozart, Beethoven,
Simon&Garfunkel, Julio Iglesias y Billy Joel. De este último, "52nd
Street" es considerado por algunos el primero en comercializarse en
formato CD.
Al principio, en un compact entraba una hora de música grabada, pero
luego Sony insistió en extender el tiempo para que entraran 74 minutos.
Uno de los motivos expuestos por los técnicos de la firma fue que en un
disco compacto debía entrar cualquier pieza de música clásica y para eso
tomaron como referencia la 9º de Beethoven. Con motivos de los 30 años
del CD Universal Music lanzó una serie especial de CD entre los cuales,
en homenaje a aquella partida, está la 9º sinfonía de Beethoven.
Dos años después del primer reproductor, en 1984, Sony lanzó el primer
equipo portátil, el ya obsoleto "discman" D-50. Para 1986 la producción
anual de discos compactos alcanzaba ya los 45 millones de unidades, muy
por encima de los discos de vinilo.
Hacia 1988, se fabricaban ya unos 100 millones de unidades
anuales y para 1992 la cifra había ascendido a 300 millones. Para el año
2007, 25 después de su nacimiento, se habían vendido ya más de 200.000
millones de CD en todo el mundo, pese a que ya entonces la creciente
popularidad de otros formatos le ganaba terreno.
Hoy en día, el uso cada vez más frecuente de soportes más pequeños que
permiten almacenar descargas se refleja en la producción de países como
Japón, que el año pasado fabricó poco más de 190 millones de discos.
Treinta años después de la salida al mercado, el reproductor de CD
puede ser visto como una reliquia, desde el momento en que smartphones,
iPods y emisoras con transmisión online ofrecen el acceso a cientos de
piezas musicales y prácticamente a cualquier artista que se desee
escuchar.
En este marco, la idea de desplazarse con la música y que esta llegue
al oído en formato digital, pero sólo en 10 o 12 canciones, no resulta
sorprendente. Sin embargo, como concepto, los mp3 y muchos de los
reproductores actuales tienen en aquella innovación que salió a la venta
en 1982, un punto de partida. La industria de la música celebra hoy un
verdadero mojón en el acceso al arte del sonido y el entretenimiento.
Vía La Razón
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